Marcelo Justo
El gobierno italiano teme que la crisis del sistema bancario
español contagie a su país.
El agosto europeo puede ser un mes de calma chicha o tormenta.
La primera guerra mundial se desató en agosto de 1914. En medio del estupor
veraniego de 1992, el ERM (Exchange Rate Mechanism), antecendente del
euro, comenzó a sufrir el ataque frontal de los mercados que terminaría con la
precipitada salida británica y la reforma del sistema.
Este año todo hace predecir un agosto de tormentas. Pero primero hay que
terminar julio. En el caso de España será con la soga al cuello. En el de Italia
con la angustia de saber que es el próximo en la lista.
Este lunes, el Instituto Nacional de Estadística de España (el INE), anunció
que la recesión en el país europeo se agravó durante el segundo trimestre de
este año. Mientras que en los tres primeros meses la economía se encogió un
0,3%, entre abril y junio lo hizo un 0,4%.
Ante estas perspectivas, el gobierno español y el italiano recuerdan el
verano de zozobras del año pasado.
El lunes pasado prohibieron las operaciones a corto plazo en sus bolsas para
neutralizar un derrumbe bursátil.
El miércoles, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dijo que
la institución financiera "haría todo lo necesario para preservar el euro".
Las palabras de Draghi calmaron los mercados y dieron un respiro a la bolsa y
a los intereses de la deuda española.
Sin embargo, cada vez más, ni siquiera países teóricamente sólidos como
Alemania, Holanda o Luxemburgo parecen al abrigo de la tormenta.
A principios de la semana pasada la agencia de calificación estadounidense
Moody puso en perspectiva negativa la máxima calificación (AAA) que otorga a las
deudas soberanas de estos países: el próximo paso podría ser una rebaja.
"Esta evaluación de Moody apunta en una dirección muy clara: la crisis del
euro ya no se limita a la periferia. Está afectando el corazón mismo de la
eurozona", señaló a BBC Mundo el analista del CER (Centre for European
Reform) Philip Whyte.
Pero vayamos por partes.
España en la cornisa
La crisis financiera en España ha afectado los mercados
europeos, que está semana estuvieron cerrando a la baja.
El rescate de los bancos españoles por 100 mil millones de euros (US$125.000)
acordado por los ministros de Finanzas de la eurozona el viernes 20 no le ha
servido de mucho al gobierno de Mariano Rajoy. A pesar de haber anunciado un
recorte del gasto fiscal de 65 mil millones de euros (unos US$80.000) unos días
antes, el veredicto ya casi irreversible de los mercados es que España es una
inversión del alto riesgo.
La prima que exigen los inversores por adquirir bonos del Estado español a
diez años en relación con los alemanes llegó al 7,5 por ciento el lunes pasado,
la tasa de interés más alta desde 1996. Una semana después, la cifra descendió
hasta el 6,67%, una cifra más baja pero igualmente en los que podría
considerarse "zona de riesgo".
Los economistas consideran que cuando la prima de riesgo supera el 7%, el
peso de la deuda se hace insostenible. Pasó con Grecia, Irlanda y Portugal.
España no es una excepción. El problema es que se trata de la cuarta economía
de la eurozona, con un tamaño dos veces superior al de esos tres países
juntos.
España era el límite que la eurozona no iba a cruzar.
El eterno retorno
El 23 de julio, el euro se cotizó en su nivel más bajo frente
al yen en 11 años, debido a la creciente preocupación por la situación económica
de España.
El gobierno del Partido Popular está gastando toda su dinamita de anuncios de
recortes para convencer a los mercados financieros que pueden adquirir sus bonos
con la garantía de que España tendrá resto fiscal para pagar las deudas que
contraiga.
La dinámica es similar a la que rigió a los rescates de Grecia, Irlanda y
Portugal. A veces parecería requerir los servicios de un lingüista para ver cómo
se repite el mismo guión en distintos escenarios. Se puede dividir en actos de
obra teatral:
- La reticencia de los mercados financieros encarece el costo del endeudamiento que necesita el país (grandes titulares).
- El gobierno anuncia recortes para calmar a los mercados (segundo acto).
- El mercado suspira con alivio por unos días … o unas horas (intervalo).
- Alemania o el FMI o el Banco Central Europeo elogian las medidas adoptadas y manifestan su confianza en el gobierno, pero alertan que es necesario un esfuerzo más (tercer acto).
- Se renueva la presión de los mercados financieros (desenlace: el eterno retorno de Sísifo).
Esta dinámica está haciendo agua. Hace 10 días, Valencia tiró la toalla y
solicitó un rescate al gobierno central. A continuación, lo hicieron Cataluña y
Murcia. Varias autonomías más están en la lista de espera.
Como en toda poda, cada vez queda menos por recortar.
Las pensiones, que constituyen un tercio del gasto total, son candidatas en
caso de que se busquen nuevos recortes.
El diario "El País" estima que una rebaja del 5% permitiría un ahorro de
5.500 euros. ¿Suficiente?
Difícilmente. La hora del rescate a nivel estatal parece acercarse de forma
inexorable con una grave complicación: uno de los cálculos estimados es que
España podría necesitar casi 500 mil millones de euros (alrededor de US$625.000
millones), es decir, prácticamente el monto total del Mecanismo de Estabilidad
Europea, fondo a cargo de los rescates.
Italia: entre el "spending review" y "lo spread"
Alemania indicó que no habrá más dinero si Grecia no avanzaba
en sus objetivos de reducción del déficit.
La crisis española repercute directamente en Italia, que anunció a mediados
de julio la formación de un equipo de vigilancia por temor a un ataque
especulativo en agosto.
El primer ministro Mario Monti indicó a sus ministros que deben veranear en
el país para estar a mano en caso de emergencia.
En la prensa italiana y hasta en las conversaciones de café el vocabulario
está contaminado de términos ingleses financieros. Se habla diariamente de
"default" y de "lo spread", el diferencial de tasa de interés que paga el país
respecto a Alemania.
A esto se suma la "spending review" en marcha, una revisión de los gastos
fiscales ministerio por ministerio que los italianos nombran en inglés.
Según confirmó el Tesoro Italiano a BBC mundo, las necesidades de
financiamiento de Italia hasta fin de año ascienden a 170 mil millones de euros
(alrededor de US$210.000 millones). En agosto los vencimientos de deuda superan
los 30 mil millones (casi US$40.000 millones).
El problema de Italia es diferente al de España. Italia tiene un alto
endeudamiento (casi 120% del PIB, solo superado por Grecia en la eurozona), pero
virtualmente un superávit fiscal primario (antes de pagar los servicios de
deuda)
Un aumento de este interés adicional - "lo spread"- para refinanciar su deuda
tiene un impacto demoledor sobre la economía. Este año las estimaciones son que
la economía italiana caerá entre un 1,2% (el gobierno) y un 2,4% (la
Confederación Industrial Italiana) y que solo se volverá al crecimiento en 2014
siempre y cuando "lo spread" no se dispare.
Si se dispara, Italia no va a salir del actual círculo vicioso: una deuda que
crece siempre bajo el peso de las tasas de interés que se devoran cualquier
posible crecimiento económico.
El tema es tal que en un reciente análisis el matutino "La Reppublica"
contemplaba una solución drástica: obligar a los mismos italianos, que tienen
una alta tasa de ahorro individual, a comprar la deuda.
Curiosamente, como un espejo de lo que está sucediendo con las autonomías
españolas, Sicilia se declaró recientemente en virtual cesación de pagos.
¿Y Grecia qué?
La crisis de la eurozona se ha profundizado de tal manera que pocos recuerdan
a Grecia, que parecía ser el punto de inflexión del euro en las elecciones de
junio.
Que el foco mediático se haya desplazado no equivale a que el problema haya
desaparecido.
Los inspectores de la "troika" (Fondo Monetario Internacional, Unión Europea
y Banco Central Europeo) viajaron a Gracia para revisar la marcha del segundo
rescate acordado este año en medio de versiones que indican que Grecia
necesitaría entre 20 y 50 mil millones de euros más (entre US$25.000 y US$65.000
millones).
A nivel oficial, la semana pasada el ministro de Finanzas Yannis Stournaras
indicó que Grecia necesita recortes de más de tres mil millones de euros
(US$3.800 millones) de acá a septiembre para mantenerse a flote.
Alemania dejó en claro que no había más dinero si Grecia no avanzaba en sus
objetivos de reducción del déficit.
Aparente corolario: si los helenos no consiguen esa suma estarán en
default.
El problema no es tanto la cesasión de pagos griega sino el efecto que puede
tener sobre España, Italia y el resto de la eurozona.
El edificio, aparentemente sólido del euro, está revelando cimientos tan
frágiles que muchos predicen una estampida.
Una cosa parece clara. Este verano la eurozona no tendrá vacaciones.
Fuente: bbc.co.uk
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