Los responsables de las mayores gestoras de planes de pensiones explican las razones que justifican la inversión de cara al futuro y cuándo debe el inversor empezar a hacer aportaciones
"Mi prioridad: las pensiones. A partir de ahí, habrá que recortar en todo". Así de contundente se mostró Mariano Rajoy en una reciente entrevista antes de que fuera elegido por una histórica mayoría como sucesor de José Luis Rodríguez Zapatero. La intención del nuevo presidente ?al menos así lo anunció- es la de mantener intacto el sistema público de pensiones, mas para ello tendrá que enfrentarse a un contexto cuanto menos hostil. Bastan sólo dos datos para entender por qué. El aumento de la esperanza de vida unido aldescenso de la natalidad provocará que en el año 2050 existan 9 personas en situación de dependencia por cada 10 trabajadores, frente a los 4,7 inactivos por cada 10 activos que hay en la actualidad, según los datos del INE. Otro dato: si bien hasta ahora el Fondo de Reserva de la Seguridad Social ha conseguido cerrar año a año con superávit gracias a los ingresos de los trabajadores, se estima que este año cerraría con déficit real si no fuera por los intereses que han generado sus inversiones. Un fondo que, por cierto, invierte más del 80 por ciento de su patrimonio en deuda española, con lo que eso supone.
Por todo ello, no es exagerado que cada vez sean más los agentes del mercado que intentan propagar el mensaje de la necesidad de que los ahorradores de hoy, y futuros pensionistas del mañana, empiecen a tener en cuenta no sólo el primer pilar del sistema de pensiones sino también el segundo (planes de empleo) y el tercero (productos de ahorro para la jubilación individuales). El mensaje de que hay que ahorrar para evitar sustos en el futuro está claro, pero el porqué aún sigue estando un tanto difuminado. Desde elEconomista hemos preguntado a los responsables de las diez mayores gestoras de pensiones individuales por qué hay que ahorrar en un plan de pensiones.
Una de las razones que más han repetido desde estas firmas es la divergencia que habrá en el futuro entre los ingresos y los gastos. Es decir, se seguirá consumiendo lo mismo pero no será gracias a las rentas del trabajo. Muchos podrían pensar a este respecto: Ya, pero esos ingresos que no recibes del trabajo, los obtendrás del sistema de pensiones público. Una verdad no del todo cierta. Si bien es cierto que la tasa de sustitución ?porcentaje del sueldo que te cubre la pensión pública? en España es una de las más altas de Europa (80 por ciento frente a una media del 45 por ciento del resto de países desarrollados), lo previsible es que esta tasa se acerque progresivamente a la media europea, en torno a un 40 por ciento ya que, según explica Silvia Ávila, directora general de BanSabadell Vida, Pensiones y Seguros Generales, "cada vez vivimos más, por lo que las pensiones públicas se pagan cada vez por más tiempo y la población que genera los recursos para pagar las pensiones es cada vez menos". "A muchos les sorprenderá comprobar que, al contrario de lo que ocurrirá con sus padres, que alcanzaban hasta un 90 por ciento de sus ingresos en activo, ese porcentaje será menor", afirma Antonio Trueba, subdirector general comercial de Vida- Caixa Grupo. Y los planes de pensiones están llamados a cubrir esa parte del sueldo que no cubra la Seguridad Social.
La principal razón por la que las gestoras abogan por estos productos a la hora de recomendar vehículos de cara a la inversión a largo plazo es que es rentable para ellas (cobran comisiones que pueden llegar al 2,5 por ciento a través de una estructura muy simple) y también para los partícipes. Sobre todo, en lo que se refiere a los beneficios fiscales. "Son uno de los pocos instrumentos que cuentan con importantes ventajas fiscales que le permiten al partícipe reducir su base imponible en la declaración de la renta", asegura Rosa Bueno, directora general de Europensiones (Allianz Popular). La principal es que los planes de pensiones son de los pocos productos de inversión, junto con los PIAS, con los que el inversor puede reducir su factura fiscal, ya que cada unopuede deducirse hasta un máximo 10.000 euros (12.500 euros para los mayores de 50) por sus aportaciones a planes de pensiones.
Además, cuentan con la gran ventaja de que los traspasos están exentos de pasar por Hacienda. Es decir, si un inversor no está contento con un producto siempre puede traspasarlo a otro que le convenza más ya que los rendimientos que hayan generado no están sometidos a tributación ninguna. De hecho, las mayores movilizaciones que se realizan en planes de pensiones vienen precisamente de los traspasos ?según los datos de Inverco, más el 60 por ciento de las entradas y salidas en planes de pensiones durante el segundo trimestre se produjeron a través de traspasos?.
Por tanto, el inversor debe olvidarse ya de esa falsa sensación de que un plan de pensiones es para siempre. Nada más lejos de la realidad, y de hecho, los expertos recomiendan ir variando la estrategia en función de la edad de los inversor para poder maximizar su pensión futura. "La idea de comprar un activo, ya sea inmueble, materia prima o activo financiero y sentarse sobre él hasta la jubilación pierde fuerza en un entorno de volatilidad", afirma Javier Banegas, director comercial de Santander AM en España. Y es que, dentro de una misma estrategia, la diferencia entre invertir en el mejor plan de pensiones o en el peor puede llegar a alcanzar al cabo sólo de los 10 años los 150.000 euros con una única aportación de 60.000 euros. Una cantidad suficientemente significativa como para no perder de vista si la gestión de un producto está siendo o no eficiente. "La fiscalidad es un argumento claro para invertir, pero no debemos olvidar que también es esencial una correcta selección del plan de pensiones", afirma Rocio Eguiraun, directora de gestión de activos de Bankia.
A este respecto, la recomendación general suele ser asumir más riesgo cuando uno contrata un plan de pensiones e ir reduciéndolo a medida que esa persona se acerca a la edad de jubilación. Por ejemplo, en una Guía para la Jubilación elaborada por EFPA, un inversor decidido (arriesgado) debería invertir el 100 por cien de su patrimonio en bolsa hasta los 50 años y luego ir reduciendo la exposición a renta variable hasta dejarla al cero por ciento cuando el inversor ronde los 60 años. Una edad que cae hasta los 53 años en el caso de que el inversor en sí sea conservador.
Pero además del nivel de riesgo, los expertos aconsejan también la diversificación, es decir, dejarse llevar por el clásico de no poner todos los huevos en la misma cesta. "Históricamente las rentabilidades de los principales activos no se han movido al alza o a la baja simultáneamente, por lo que con una cartera diversificada se reduce el riesgo de obtener pérdidas en la inversión y se consigue que la cartera tenga un comportamiento menos volátil", asegura Paloma Piqueras, responsable de BBVA AM para Europa. De momento, esta teoría se cumple y, por ejemplo, en los últimos doce meses mientras que los planes de pensiones de renta variable acumulan pérdidas medias del 9 por ciento, losfondos de renta fija a corto plazo consiguen aguantar en positivo gracias a conseguir una rentabilidad del 0,4 por ciento.Y también se observan grandes diferencias en el largo plazo.
Casualidad o no, si bien todas las categorías de planes de pensiones acumulan a 20 años rentabilidades positivas, según los datos de Inverco, son los planes de pensiones mixtos, que combinan la inversión en renta fija y variable, los más rentables con una rentabilidad del 4,7 por ciento.
¿Cuándo invertir? Cuanto antes
Sin excepciones. Cuando a una gestora le preguntas que cuándo es conveniente empezar a invertir, la respuesta que más se repite es la de "cuanto antes". "Ahorrar para la jubilación no es una virtud sino una necesidad y mientras más joven, más necesario", afirma tajante Rodrigo Galán, director de Ibercaja Vida. Y, otra vez, las cifras hablan por sí solas.
Según un estudio de Mercer para elEconomista, para conseguir 240.000 euros en la jubilación, alguien que contrate un plan de pensiones con 35 años tendría que aportar 70.800 euros hasta la jubilación pero quien lo contratase con 55 años, debería ahorrar 161.000 euros, más del doble. Por su parte, desde EFPA afirman que por un ahorro de 6.000 euros al año durante 20 años y una rentabilidad media del 6 por ciento, retrasar un año el inicio del plan de ahorro supone renunciar a casi 20.000 euros para la jubilación.
Sin embargo, la crisis económica que atraviesa el mundo en general y España en particular ha reducido tanto la tasa de ahorro (supone poco más de un 13 por ciento de la renta disponible) que cada vez son más los españoles que deciden retrasar sus aportaciones a planes de pensiones. Hasta septiembre se han registrado aportaciones brutas por valor de 2.681 millones de euros, las más bajas de la historia. Sin embargo, no todo está perdido: las gestoras han echado el resto para conseguir dinero para sus productos prometiendo históricas bonificaciones de hasta el 4 por ciento por el dinero traspasado. Y no hay que olvidar que el 50 por ciento de las aportaciones a planes se realizan en este trimestre.
Fuente: eleconomista.es
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