La espesa contaminación canceló 700 vuelos y cerró al tráfico carreteras por problemas de visibilidad
Después de pasar tres días envueltos en una nube gris de contaminación, los pequineses volvieron a ver ayer el sol, que lucía radiante en un cielo extrañamente azul para la capital china. Unas ligeras precipitaciones nocturnas y, sobre todo, el fuerte viento que sopló durante todo el día consiguieron «limpiar» la espesa niebla que venía cubriendo la ciudad desde el domingo, provocada por el humo de las fábricas, los tubos de escape de cinco millones de coches, el polvo de las obras y el carbón de las calderas para la calefacción.
El medidor de la contaminación de la Embajada estadounidense, al que los internautas chinos y extranjeros dan más crédito que a los datos oficiales de las autoridades, indicaba que la calidad del aire era buena y los niveles de polución no suponían una amenaza para la salud. El domingo, sus índices se dispararon literalmente por encima de los límites, generando una evidente alarma social que ha llevado a un buen número de pequineses y expatriados a permanecer en sus casas sin salir a la calle.
Desarrollo o protección
Como consecuencia de la espesa niebla tóxica, unos 700 vuelos han sido cancelados desde el domingo en Pekín, donde se han multiplicado las consultas por problemas respiratorios y han aumentado las ventas de mascarillas y filtros para humedecer y purificar el aire.
El periódico «Global Times», portavoz en inglés del Partido Comunista, reconocía que «la polución se ha convertido en un serio problema» y que ha llegado «el momento de cambiar el desarrollo por la protección». Debido a su frenética industrialización desde su apertura al capitalismo a finales de los 70, la contaminación ya se cobra 400.000 vidas al año en China, ha degradado el 70 por ciento de los ríos y disparado un 60 por ciento los casos de cáncer de pulmón en la última década.
Fuente: abc.es
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