El candidato liberal opositor nicaragüense Fabio Gadea desconoció el lunes el escrutinio oficial que dio una victoria arrolladora de 30 puntos de ventaja al presidente sandinista Daniel Ortega, calificando el proceso electoral como un “fraude de proporciones inauditas”.
El consejo Supremo Electoral (CSE) de Nicaragua declaró que Ortega había ganado con más del 62 por ciento de la votación pese a que observadores internacionales habían detectado irregularidades en los comicios celebrados el domingo.
“No podemos aceptar los resultados presentados por el Consejo Supremo Electoral porque no reflejan la voluntad del pueblo”, denunció Gadea del opositor Partido Liberal Independiente (PLI).
“Hemos tenido un proceso electoral viciado desde su origen […] a medida que avanzó el proceso, el inventario de irregularidades fue creciendo hasta terminar” con un resultado “que arroja fundadas sospechas de que hemos estado ante la escenificación de un fraude de globalidad y proporciones inauditas”, añadió.
Según las autoridades electorales del país centroamericano, Gadea solo mostraba una votación a su favor del 30,96 por ciento de los votos, tras haberse escrutado el 85 por ciento de las mesas. “Quiero felicitar al presidente”, dijo Roberto Rivas, presidente del CSE, al señalar que la tendencia es irreversible.
Los nicaragüenses asistieron a las urnas el domingo para elegir presidente, vicepresidente, 90 diputados ante la Asamblea Nacional y 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano.
El resultado también fue rechazado por el secretario del también opositor Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Francisco Aguirre Sacasa, quien dijo el lunes que su partido no reconocerá “la legitimidad de un nuevo mandato de Ortega”.
“No creemos que Ortega haya duplicado de la noche a la mañana su voto histórico”, dijo Aguirre, antes de añadir que las únicas explicaciones posibles a las cifras anunciadas por las autoridades electorales son “un gran fraude o mucha abstención”.
El resultado fue monitoreado con preocupación por el departamento de Estado norteamericano tras obtener informaciones de que irregularidades habían sido cometidos en el proceso.
“Queríamos tener un amplio registro de observadores internacionales y esa fue una de las cosas que fue negada [… ]Continuamos recabando datos, algo que ha sido más difícil como resultado de las condiciones de estas elecciones”, expresó Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado, en su rueda de prensa diaria.
“Estas condiciones no fueron buenas. Y, francamente, si el Gobierno de Nicaragua no tuviese nada que esconder, habría permitido un conjunto de observadores internacionales más amplio”, agregó la funcionaria.
La jornada del domingo, a la que estuvieron llamados 3,4 millones de electores, estuvo marcadas desde el inicio por denuncias de irregularidades e incidentes como choques entre opositores y sandinistas en Managua y en el norte del país, con varios heridos y detenidos, y la quema de juntas receptoras de voto.
La misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) denunció “obstáculos” a su labor por parte del CSE –organismo compuesto en su mayoría por integrantes del sandinismo- y “trampas”, pero aún no emiten su valoración final de los comicios.
Asimismo, el jefe de la misión de observadores de la Unión Europea (UE) en Nicaragua, el eurodiputado socialista español Luis Yáñez, también denunció que 20 de sus 90 integrantes tuvieron dificultades para acceder a las mesas electorales.
Por otro lado, los cuestionamientos continuaban el lunes sobre la constitucionalidad de la participación de Ortega en los comicios.
La Constitución de Nicaragua prohíbe la reelección presidencial continua y limita a dos el número de mandatos de un gobernante, pero una sentencia de los magistrados oficialistas de la Corte Suprema declaró inaplicable el artículo de la Constitución referente a la reelección presidencial, abriendo el camino para que Ortega optara a un tercer mandato.
La congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen, quien preside el influyente comité de Relaciones Exteriores, dijo que las llamadas elecciones nicaraguense fueron una farsa.
“De acuerdo a la Constitución Nicaragüense, Ortega no se podía postular para la reelección. Pero el forzó que su nombre estuviera en la boleta por medio de maniobras corruptas y descartando los mandatos constitucionales del país”, dijo la congresista.
“Cuando aseguró que su nombre estaba en la boleta, Ortega realizó más violaciones para poder ganar. Ortega les negó a innumerables nicaragüenses el derecho de votar. El claramente ha aprendido mucho de sus amigos dictadores, como Chávez, que es un experto en socavar la democracia”, añadió.
Fuente: elnuevoherald.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario