Hoy entra en vigencia la nueva Ley de Costos y Precios y Justos. Indudablemente que si semejante Ley pudiese funcionar sin ahogar una economía, sería un verdadero producto de exportación, sin embargo hasta el presente nadie en el mundo lo ha logrado sin consecuencias indeseables para toda la población
JUAN USLAR GATHMANN
Hoy entra en vigencia la nueva Ley de Costos y Precios y Justos según la cual la respectiva Superintendencia tiene la potestad de fijar los precios de todos los bienes y servicios no financieros en Venezuela así como determinar si las estructuras de costos son correctas y justas para "democratizar el acceso de todos los venezolanos ... en forma equitativa a los bienes y servicios" .
Indudablemente que si semejante Ley pudiese funcionar sin ahogar una economía, sería un verdadero producto de exportación, sin embargo hasta el presente nadie en el mundo lo ha logrado sin consecuencias indeseables para toda la población.
Lo primero que hay que entender es que en materia de precios y costos no hay "justicia" en el sentido del "a cada quien según sus necesidades" que preconizaban los comunistas, sino relaciones entre oferta y demanda que son frecuentemente vulneradas bien sea por monopolios o monopsonios públicos o privados, o bien por legislaciones como estas que imponen dificultades adicionales a la fijación dinámica de precios y la sustituyen por un proceso burocrático que por definición es más lento y trae como consecuencia la caída de la oferta y de la inversión y su sustitución con importaciones; como hemos visto actualmente sin que haya operado aún la Ley.
En otras palabras, que lo que informa un precio es la escasez relativa de un bien o servicio con respecto de su demanda. Que como decíamos arriba no necesariamente es ni "natural" ni "justa". Otro factor muy estudiado que influye sobre los precios es la información o su ausencia: los mercados no son homogéneos como los quiere la teoría, por lo que alguien puede pagar más de lo que debería por un producto dado que no sabe que al lado se vende más barato.
O que viene más oferta mañana; o presume, como pasa en Venezuela, que la oferta va a ser aún peor luego y que mejor es pagar lo que sea con tal de disponer del producto. La asimetría informativa que la nueva Ley quiere paliar, idea correcta pero mal enfocada, mediante una página web.
Las mejores estrategias que se han encontrado hasta el presente para combatir la inflación son la reducción del déficit fiscal, de manera de que no haya ríos de moneda inorgánica persiguiendo productos escasos, y por la otra estimular la producción de bienes y servicios para que sea abundante y los precios puedan mantenerse a un nivel "justo", o sea razonable. Pero nunca por decreto.
Fuente: talcualdigital.com
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