viernes, 1 de junio de 2012

BBC: La BBC dentro de Siria, un país al borde de la guerra civil


Lo que pasó en Houla fue terrible, pero no fue un caso único, dice el corresponsal de la BBC.

Este viernes, activistas opositores sirios denunciaron una nueva masacre: 13 trabajadores, aseguran, fueron asesinados por milicias progubernamentales.
Esta información surge pocos días después de la matanza de Houla, en la que murieron más de 100 personas, y en momentos previos a la reunión de urgencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para tratar la situación en el país árabe y a la visita del presidente Ruso, Vladimir Putin, uno de los principales aliados de Damasco, a Alemania y Francia.

El corresponsal de la BBC Paul Wood pasó las últimas tres semanas informando desde Siria en forma encubierta. Este es su relato sobre la situación del país desde dentro, un lugar que, asegura, se desliza hacia una guerra civil.
"Dios se vengará por nosotros", es el pronunciamiento que se oye en los poblados sunnitas alrededor de Homs, donde la gente se siente impotente, desesperada y resentida.
Esto todavía no se ha transformado en una guerra de vecino contra vecino, poblado contra poblado; la mayoría sunnita contra la minoría alawita gobernante, sus aliados cristianos y chiítas. Pero ha habido una pérdida tan terrible en algunas comunidades que podría convertirse en eso.
La masacre en Houla fue de una escala mayor, pero no de una naturaleza diferente a lo que ha venido pasando en esta parte de Siria a lo largo del año. El patrón: el ejército bombardea un área controlada por rebeldes; después, los shabiha -miembros de una temida milicia progubernamental-, entran, cortando gargantas.
Cuando escuchamos por primera vez las historias de personas que estaban siendo "asesinadas como ovejas", hace varios meses, parecía un relato histérico, hecho para ser repetido como propaganda. Pero hay demasiados cadáveres con heridas que se corresponden con el relato, y numerosos testigos para estos crímenes.
En marzo pasado, hablé con un hombre que describió cómo se escondió en un campo, sólo para ver cómo miembros de su familia eran asesinados por soldados y shabiha que los sometían pecho en tierra, con una bota sobre la espalda y un cuchillo en la garganta. El hombre fue testigo de cómo su hijo de 12 años murió así, en forma agónica. Houla es terrible, pero no es única.

Líneas de batalla


Con frecuencia, cuando un área sunnita es atacada, los shabiha vienen de los poblados chiítas y alawitas vecinos. Activistas prodemocracia acusan al régimen de reclutar deliberamente escuadrones de la muerte para alimentar el odio sectario. De esta manera, aseguran, las minorías que apoyan al presidente Bashar al Asad tendrán miedo de lo que pueda pasarles si lo abandonan.
Pero ésta es sólo una cara de la moneda. Ha habido venganza por parte de los sunnitas. Shabihas que han sido capturados, son ejecutados rutinariamente por los rebeldes del Ejército Libre de Siria (FSA, por sus siglas en inglés). Combatientes rebeldes me lo han dicho varias veces. El activista prodemocracia Wissam Tarifa asegura que ha habido acciones "(estilo) vendetta, de familias contra represalias de familia".
Todavía no se trata de poblados que son masacrados por el hecho de pertenecer a una secta. Las líneas de batalla no son puramente sectarias todavía.
Del lado del gobierno, hay muchos sunnitas en el ejército; son la mayoría, de hecho. Incluso hay shabiha sunnitas. En el bando rebelde, hay algunos cristianos y alawitas en las filas del FSA.
El peligro es que sucesos como el ocurrido en Houla hagan que la gente se encierre aún más dentro de sus propias comunidades. Al régimen le gusta presentar la revuelta como el levantamiento de una voz musulmana marginada.

Quejas

Woods ha estado reportando encubierto en Siria.

Om Omer, una refugiada y madre de seis niños, me habló de los agravios de que ha sido objeto cuando me la encontré en su camino a abandonar Homs.
Se preguntaba qué había pasado con su esposo, aunque asumía que había muerto a manos de un escuadrón de la muerte de los shabiha. Me habló de lo que era su vida antes del alzamiento.
"Mi esposo era un labriego. Si trabajaba, comíamos. Si no, nos moríamos de hambre. Ya estábamos en guerra con la vida antes de la guerra con Bashar al Asad", me dijo. Y siguió: "su grupo (los alawitas) está satisfecha. El nuestro (los sunnitas) tiene hambre".
"La libertad vendrá a todos. Nosotros pagaremos el precio: en la fosas del cementerio de los mártires", me dijo.
Éste es el sentimiento que subyace al apoyo a la FSA, tanto como los ideales democráticos. Dondequiera que he estado en este viaje, he escuchado las quejas contra la minoría alawita gobernante. El riesgo es que la comunidad alawita entera sea castigada por los pecados del régimen.
Bandera siria
Este viernes se reúne el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para tratar la situación de Siria.
Muchos voluntarios del FSA me han dicho que están peleando por una democracia abierta y secular. Pero otros dicen que quieren matar alawitas y chiítas. "Sólo aquellos que tengan sangre en sus manos", añaden algunos.
El FSA está apenas resistiendo, bajo la enorme presión de las fuerzas del gobierno. Los combatientes están vendiendo sus muebles para comprar municiones. Pero los sunnitas son la aplastante mayoría en Siria. Si el conflicto se vuelve abierto y simplemente sectario, entonces la ventaja en números la tendrán los rebeldes.
Todavía no hemos llegado a ese punto, pero la atmósfera es más amenazante de lo que nunca ha sido. En mis muchas visitas a Siria, y al área alrededor de Homs en los pasados ocho meses, escuché a sunnitas alzados negar que alguna vez pudiera ocurrir un baño de sangre sectario en Siria. Eso es en Irak, no somos nosotros, me decía la gente. No hay una tradición de eso aquí.
Esta vez me reencontré con un activista que solía decir eso también. Pero ya no. "La guerra civil ha comenzado", me dijo. "Cuando miremos atrás, diremos que ahora fue cuando empezó todo".
Fuente: bbc.co.uk

No hay comentarios:

Publicar un comentario