Victoria Gill
Un grupo de científicos que estudia las abejas en Hawaii
descubrió que el ácaro Varroa ayuda a propagar una cepa del virus que les
deforma las alas a estos insectos.
Los ácaros actúan como pequeñas incubadoras de una letal forma de la
enfermedad y se la inyectan directamente en la sangre a la abeja.
Esto ha conducido a "uno de los virus de insectos más contagiosos y más
ampliamente propagados del planeta."
Las conclusiones aparecen en la revista Science.
El equipo investigador, dirigido por el doctor Stephen Martin, de la Universidad
de Sheffield, en Reino Unido, estudió las abejas de Hawaii, donde el virus
Varroa fue transportado accidentalmente, hace cinco años, desde California.
Algunas islas hawaianas todavía tienen colonias de abejas donde el virus no
ha penetrado.
Esto les proporcionó a los investigadores una especie de laboratorio natural
único.
Así, pudieron comparar las colonias recientemente contagiadas con aquellas
que estaban libres del parásito y componer una imagen biológica de cómo el
Varroa había afectado a las abejas.
Dos años de estudio
El grupo pasó dos años examinando las colonias afectadas y las no afectadas
para ver de qué manera vivía el virus en el cuerpo de las abejas.
El doctor Martin le explicó a la BBC que las mayoría de los virus, por lo
general, no eran dañinos para las abejas, pero que el ácaro "seleccionó" una
cepa letal de un virus específico.
"En una abeja contagiada puede haber más partículas virales que el número de
gente en el planeta," explicó el doctor Martin.
"Hay una enorme diversidad de cepas virales en una abeja y la mayoría de
ellas se ha adaptado a vivir en su pequeño trozo de insecto sin problemas."
Sin embargo, el ácaro "alteró algo."
Cepas letales
En las abejas contagiadas con Varroa, con el tiempo, la gran mayoría de estas
cepas inocuas de virus desapareció y los cuerpos de las abejas se llenaron con
una cepa letal del virus que deforma alas.
Y cuando se trata de una infección viral, es la mera cantidad la que mata;
cada partícula viral invade una célula y se adueña de su maquinaria interna, y
hace que el cuerpo de la abeja se vuelva contra sí mismo.
Aunque no está claro por qué esta cepa de virus se reproduce enormemente en
abejas contagiadas por el ácaro, según el doctor Martin, puede que se trate del
virus que mejor sobrevive a la transmisión constante del ácaro a la abeja y de
la abeja al ácaro, proceso que se da mientras éste último se alimenta de la
sangre del insecto.
Una vez que los ácaros han cambiado este "paisaje viral" en los cuerpos de
las abejas, el cambio es permanente.
"De manera que la única forma de controlar el virus es mediante el control
del ácaro," dice el doctor Martin.
Fuente: bbc.co.uk
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