Kim Gittleson
Avedis Zildjian emigró de Turquía a Estados
Unidos.
Hace casi 400 años, en 1623, Avedis Zildjian fundó una fábrica
de platillos en Estambul.
Administrada en la actualidad por una integrante de la decimocuarta
generación de la familia, Craigie Zildjian -junto con su hermana Debbie- la
compañía ha durado más tiempo que imperios, sobrevivió una mudanza a Estados
Unidos y floreció durante las turbulencias económicas de la Gran Depresión y las
dos guerras mundiales.
Hoy en día, la compañía controla el 65% del mercado global de platillos y
obtuvo más de US$50 millones en ingresos el año pasado.
Pero para las Zildjian, es más que sólo un negocio.
Caminar por los corredores de la fábrica Zildjian en Norwell, Massachusetts,
es como conseguir un asiento en primera fila en la historia de la música.
Los vestíbulos están decorados con fotos de bateristas famosos como Ringo
Starr y Roy Haynes. La batería del músico de jazz Buddy Rich está totalmente
preservada.
Bateristas de todas las estirpes suelen llegar a probar los nuevos platillos
de Zildjian; incluso hay una habitación especial presurizada que puede recrear
la acústica de salas de conciertos en todo el país.
Pero los músicos son caprichosos, y la industria musical está en un flujo
constante.
¿Cuál es entonces el secreto de Zildjian para mantenerse en el negocio
durante casi cuatro siglos?
Un secreto cuidadosamente guardado
Las hermanas Craigie y Debbie Zildjian manejan ahora el negocio
familiar.
En primer lugar, está el secreto literal: la aleación especial de cobre,
estaño y plata que da a los platillos de Zildjian ese sonido famoso en todo el
mundo.
Es una mezcla patentada que Avedis Zildjian llevó consigo desde Turquía y
entregó de generación en generación de Zildjian y sólo a los Zildjian.
En la fábrica de Norwell hay un cuarto especial al que sólo unas cuantas
personas tienen acceso, donde la aleación es mezclada por un grupo de confianza;
ni siquiera el jefe de investigación y desarrollo de la empresa sabe el
contenido de la mezcla.
Craigie y Debbie no recibieron el secreto hasta que cumplieron más de 30 años
y fueron consideradas suficientemente comprometidas con la compañía. Ellas
mismas también han decidido mantener algunos años más el secreto a sus
hijas.
Reglas familiares
Pero más allá de la leyenda, hay otros trucos y buenas prácticas que las
Zildjian dicen les ha permitido mantener el negocio dentro de la familia.
Cada Zildjian que desea trabajar en el negocio familiar debe obtener un
título universitario, preferiblemente en negocios. También deben hacer una
pasantía mientras están en la secundaria o en la universidad, para tener una
idea de los estándares de la compañía.
Pero que no esperen que con la graduación tendrán inmediatamente un empleo
allí, advierten Craigie y Debbie.
Otra regla requiere que los miembros de la familia trabajen en otro lugar
para lograr experiencia fuera de la compañía.
Zildjian fabrica sus platillos a partir de una mezcla secreta
de metales.
Incluso una vez que entren a la misma, como hizo recientemente la hija de
Debbie, Cady, las estrictas reglas garantizan que ningún miembro de la familia
reporte a otro. Esto, afirma Craigie, es simplemente la mejor práctica, sea un
negocio familiar o no.
Más allá de eso, no obstante, hay unas pocas reglas extravagantes que las
hermanas han instituido.
"Una de las cosas que siempre hemos hecho es jamás involucrar a nuestros
esposos en el negocio", señala Debbie Zildjian.
En tono de broma agrega otra regla: "Siempre hemos animado a nuestras hijas a
no enredarse con músicos, especialmente con bateristas".
Fenómeno global
Hay más de 20 millones de negocios familiares en EE.UU., que contribuyen
aproximadamente US$5.900 billones al año a la economía del país, y emplean a más
de la mitad de la fuerza laboral del mismo.
A nivel global, los negocios familiares son extremadamente prevalentes, y
contribuyen un 70% del producto interno bruto global, según el Family Firm
Institute.
Aún así, pese a su prevalencia -o tal vez debido a ella- muy pocos negocios
familiares duran más de tres generaciones. Los que sí duran, sin embargo,
integran la mayoría de algunas de las compañías más antiguas del mundo.
"Solamente un 16% de todas las compañías que empiezan duran una generación
completa", indica el profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, John
Davis.
"En su mayoría las compañías que tienen una buena vida por un tiempo no duran
tanto. Pero de aquellas que sobreviven más allá de una generación, casi todas
son compañías familiares".
Desafíos para el futuro
Zildjian produce todos sus platillos en fábricas
estadounidenses.
Con todo, los negocios familiares en EE.UU. tienden a ser criticados por no
enfocarse en accionistas y sus ganancias trimestrales. Hasta cierto punto, las
Zildjian dicen que eso es cierto.
"Es una de las ventajas de un negocio privado, se trate de un negocio
familiar o no", señala Craigie Zildjian. "Se te permite pensar a largo plazo. No
tienes que jugar con las reglas del mercado".
"Es nuestro nombre", añade Debbie, quien afirma que no la ganancia no es lo
único que importa, sino la reputación e identidad del negocio.
Mientras que los platillos de Zildjian han sido adaptados para todo el mundo,
desde sultanes otomanos hasta los Beatles, puede que sus tiempos más difíciles
estén por venir.
La música electrónica presenta una prueba para la compañía, cuyo modelo de
negocio está basado en la música acústica. Para competir, los Zildjian
introdujeron recientemente una línea de platillos electrónicos.
Si la medida puede parecer extraña para algunos observadores, Debbie y
Craigie citan el historial de riesgos de la compañía."(El famoso baterista de
jazz) Gene Krupa pidió a Avedis que fabricara platillos más delgados", dice
Craigie. "Así fue como surgió la batería como la conocemos hoy. Tuvieron que
adaptar los platillos a la batería".
"Nuestro nombre -Zildjian- significa hijo de un fabricante de platillos. Así
que eso es lo que hacemos, es nuestro nombre".
Fuente: bbc.co.uk
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