jueves, 5 de enero de 2012

La bonanza inmobiliaria china comienza a desinflarse

Martin Patience
BBC, Shanghai

Sólo hay que mirar al horizonte en Pekín o Shanghai para darse cuenta cómo la construcción ha sido clave para el auge de China. Sin embargo, el motor inmobiliario comienza a dar signos de un preocupante declive para la economía mundial.
A medida que los relucientes rascacielos, centros comerciales de lujo y bloques de apartamentos han aparecido en el horizonte, también han subido sus costos.

Los precios se multiplicaron por lo menos cinco veces en la última década, según la prensa estatal china.
Pero en los últimos meses el sector inmobiliario ha pasado de un vertiginoso ascenso al comienzo del descenso: los precios inmobiliarios empiezan a caer y las ventas bajan drásticamente.
Los promotores inmobiliarios están reduciendo los precios hasta una tercera parte en algunos proyectos nuevos.

Reglas del juego

El fenómeno ha provocado, en algunos casos, las protestas de clientes que adquirieron los apartamentos y ahora ven que los nuevos compradores reciben amplios descuentos.
Algunas firmas como JP Morgan, creen que el mercado inmobiliario podría caer hasta un 20% en las principales ciudades del país en un lapso de 12 a 18 meses.
"Los precios son tan altos que ya no tienen sentido", dijo Hu Jinhui, vicepresidente del grupo de 5i5j, una de las mayores agencias de bienes raíces del país.
"Estamos viendo que los grandes inversores de propiedad privada se están moviendo hacia el sector comercial o al mercado de propiedad raíz en el extranjero. Las inmobiliarias más pequeñas simplemente están enfrentando la quiebra", subrayó el directivo.
"El sector inmobiliario seguirá siendo un sector importante de la inversión china pero las reglas del juego han cambiado", agregó Jinhui.
El mercado inmobiliario de China despegó hace una década después de que las autoridades privatizaran gran parte de las viviendas del país.
Si en 2000 sólo se vendieron 1.000 viviendas de segunda mano en Pekín, el año pasado la cifra llegó a 200.000 viviendas.

Con el aumento de precios, la propiedad fue vista como una apuesta segura para muchos inversores chinos con pocos lugares para poner su dinero.
El auge de préstamos, tras la crisis financiera mundial de 2008, impulsaría aún más los precios.
Desde el año pasado, sin embargo, las autoridades han tomado medidas para enfriar el mercado, tales como limitar el número de propiedades que los particulares pueden comprar y aumentar el monto del pago inicial en las inversiones.
Las medidas, que en parte buscaban generar un mercado de viviendas más asequibles, ahora forman parte de las razones de la caída de los precios.

El sueño chino de tener una casa

Patrick Chovanec, economista con sede en Pekín, advierte que la crisis podría extenderse mucho más allá del mercado inmobiliario.
"Los precios inmobiliarios sostienen casi todos los préstamos que se hacen en la economía china. Y los préstamos han impulsado el motor chino en los últimos años", dijo.
"Al igual que en Estados Unidos y Europa las consecuencias de un mercado inmobiliario que sube y baja se extienden mucho más allá de la construcción", subrayó Chovanec. Los precios de la propiedad no sólo son sintomáticos de la economía sino también de la confianza.

Para millones de chinos tener su propia casa se ha convertido en un símbolo de éxito, una forma de constatar que sus vidas están mejorando.
Los que no tienen casas, por su parte, le darán la bienvenida a la caída de precios ya que les ofrece una oportunidad para entrar al grupo de los propietarios.
La sucursal en Pekín de Ikea, el gigante de muebles sueco, es el lugar de peregrinaje de muchos chinos de clase media que quieren decorar sus casas.
Afuera de la tienda algunos clientes manifestaron su preocupación por la caída de precios.
"El mercado inmobiliario está lleno de burbujas", dijo Liang Xiaoyu, de 30 años.
"Una caída en los precios probablemente sea saludable. Pero si el mercado disminuye demasiado podría causar problemas para la economía", agregó.
Puede que no haya pánico total todavía, pero hay preocupación porque las bases de la segunda economía más grande del mundo parece que no eran tan firmes como muchos pensaban.

Fuente: bbc.co.uk

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