Richard Black
Corea del Sur se propone a cazar ballenas bajo una regulación
que permite la pesca con fines científicos, imitando así los proyectos de su
vecino, Japón.
La caza tendría lugar cerca de la costa coreana y estaría dirigida a la
ballena de minke común. Todavía es incierto cuántas pueden ser cazadas.
La delegación surcoreana en una reunión de la Comisión Ballenera
Internacional (IWC, por sus siglas en inglés), que se celebra en Ciudad de
Panamá, dijo que se necesita la investigación "para la correcta valoración de
las poblaciones de ballenas".
Muchos gobiernos en la IWC condenaron el anuncio surcoreano.
Como Japón
Hay varios grupos de ballenas de minke en la región y uno de ellos, conocido
como la "población J", está severamente reducido.
"Creemos que la caza científica en esta población raya en lo imprudente",
dice el líder de la delegación de Nueva Zelanda, Gerard van Bohemen.
Pero Joon-Suk Kang, quien encabeza la delegación surcoreana, dice que el
programa es necesario para responder preguntas sobre las poblaciones de ballenas
de minke que la investigación no letal no ha podido resolver.
Dijo que la propuesta no está finalizada y que la caza no comenzaría hasta
que un grupo internacional de científicos, convocados por la IWC, discuta los
planes.
La meta eventual de los surcoreanos es preparar el terreno para la
reanudación de la "caza ballenera costera", un concepto vago que Japón tiene en
marcha y que podría llevar a que la caza de ballenas regrese como una actividad
normal.
Controversia
En la región cerca del puerto de Ulsan, en el suroccidente de Corea del Sur,
existe una tradición de comer ballena. Parece ser una costumbre milenaria, a
juzgar por el arte rupestre hallado en la región.
Los pescadores en la región ya cazan ballenas con redes de pesca.
Oficialmente esto ocurre de manera accidental, pero grupos ambientales locales
dicen que las ballenas de minke son cazadas adrede y que su carne se consigue
fácilmente en plazas de mercado y restaurantes.
Kang dice que los pescadores en el área se están quejando ahora de que una
creciente población ballenera está comiendo más y más peces.
Cualquier gobierno tiene el derecho, bajo el Convenio Internacional para la
Regulación de la Pesca de la Ballena (ICRW, por sus siglas en inglés), de poner
en marcha unilateralmente un programa científico de caza, aunque Japón es el
único que actualmente lo hace.
Gobiernos que están en contra de la pesca ballenera y grupos de conservación
argumentan que los programas de Japón en el Pacífico Norte y en la Antártida son
injustos y equivocados, pues la regulación fue diseñada originalmente para
permitir que se tomaran unas cuantas ballenas pero no cientos cada año.
Argumentan que el propósito real es suministrar carne de ballena, a pesar de
que la base de clientes es cada vez más escasa.
"La pesca científica de ballenas es una consecuencia obsoleta y triste de un
documento que se redactó hace 60 años", dice el comisionado de Mónaco en la IWC,
Frederic Briand.
"No hay razón para hacerlo dado el enorme cúmulo de literatura científica
(sobre los cetáceos) que se ha obtenido a través de medios no letales".
Aguas turbulentas
Corea del Sur fue uno de los primeros países en tomar la ruta de la caza
científica de ballenas después de que se aprobó la moratoria global sobre la
caza comercial, en 1986, pero su programa funcionó sólo una temporada.
En ese entonces, el país fue objeto de una intensa presión diplomática para
que se detuviera, y Kang le admitió a la BBC que es probable que su gobierno
sienta una presión similar ahora, pero para que no comience.
Sin embargo, Corea, Japón, Islandia y Noruega se quejan regularmente de que
los gobiernos que están en contra de la caza de ballenas no tienen intenciones
de acordar la reanudación de la caza por más saludables que estén las
poblaciones, y que esto representa una violación a las promesas realizadas
cuando se creó la moratoria.
Antes de la noticia de su vecino, Japón presentó una propuesta para permitir
la pesca ballenera costera en cuatro poblados de la costa, entre ellos Ayukawa,
que se vio afectado en el tsunami de 2011.
Ha presentado propuestas similares durante muchos años y siempre ha sido
derrotado por gobiernos opuestos, que ven la decisión como una forma de romper
la moratoria.
Acá, en la Ciudad de Panamá, la australiana Donna Petrochenko fue una de
muchas que habló en ese sentido, al decir en la reunión: "Esto es pesca
ballenera comercial. Claro y simple".
Japón dejó su propuesta de lado y ésta será discutida de nuevo más adelante
en la reunión, aunque hay dudas sobre si será sometida a voto, pues Japón
claramente no tiene la cantidad de votos necesarios para salir airoso.
Fuente: bbc.co.uk
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