Dan Simmons
Imagine que la energía que gasta cada vez que camina por la
calle pudiera ser aprovechada para generar electricidad. O que todo un estadio
olímpico pudiera iluminarse con la energía de los peatones en las calles
contiguas.
Sonará a ciencia ficción, pero ya es una realidad en una escuela en la
localidad británica de Canterbury, Kent, adonde han implementado un proyecto
piloto con baldosas flexibles, que almacenan la energía cinética de los niños
que corren o caminan sobre ellas.
Esta energía luego se convierten en corriente eléctrica que sirve para
encender una lamparilla.
La instalación de cuatro baldosas en el patio de recreo de la escuela Simon
Langton muestra el potencial de esta novedosa fuente de energía.
El director de la escuela, Ken Moffat, espera poder recoger la energía de
todos los alumnos, más de un millar.
"Tenemos alrededor de 1.100 estudiantes, y usted podrá imaginarse la energía
de 1.100 jovenzuelos corriendo de aquí para allá", dice el director.
"Es lo más robusto que pueda imaginarse. Si se instalara algo parecido en las
estaciones de metro de Londres, se obtendrían resultados interesantes",
agrega.
Es que es más fácil imaginarse el potencial de esto a gran escala.
Cuando más pesado, más vatios
En momentos en que más y más empresas intentan reducir sus emisiones de
carbono como política corporativa, estas baldosas, fabricadas por empresas como
Pavegen, podrían ser parte de la solución.
El fundador y director ejecutivo de la compañía, Laurence Kemball-Cook,
explica: "Cuando te paras sobre la baldosa, ésta se hunde apenas 5mm en el
centro, algo que para los paseantes es imperceptible".
"Con nuestra tecnología generamos siete vatios por pisada. Cuanto más pesado
eres, más energía generas", señala.
Kemball-Cook espera llegar mucho más allá que el ámbito escolar.
"Uno de los sitios claves en los que estamos trabajando es el centro
comercial de Westfield, en Londres", dice.
"Este es el mayor centro comercial del Europa, justo frente al Parque
Olímpico, y se esperan unas 14 millones de personas caminando por allí durante
los Juegos", agrega.
"Con esta cantidad de pisadas, lograremos iluminar una buena parte de los
exteriores del centro comercial", afirma.
Las baldosas funcionan utilizando un sistema electromagnético que genera una
corriente al mover un imán dentro de una bobina. La energía se almacena luego
dentro de una batería dentro de la baldoza.
Es un proceso simple que ha venido utilizándose en los relojes de pulsera a
los que no es necesario darles cuerda.
Este tipo de baldosas están probándose en distintas partes del Reino
Unido.
Para el celular
La "cosecha de energía", como se está dando a conocer, alimenta desde algún
tiempo la imaginación de diseñadores de todo el mundo.
Se pueden utilizar distintos métodos para generar energía. Algunos recogen
energía térmica; otros se basan en cristales piezoeléctricos, que generan un
pequeño voltaje cuando se los presiona. Pero todos tienen sus limitaciones.
El profesor Markys Cain, director del área del Laboratorio Nacional de Física
del Reino Unido que se especializa en mediciones científicas, explica que la
tecnología actual no puede generar el voltaje que se necesita.
"Estamos hablando de milivatios. Mil veces menos que lo que se requiere",
explica.
"Creo que un buen ejemplo de cómo puede utilizarse la cosecha energética
desde el punto de vista de los consumidores es la extensión de la vida de la
batería de los teléfonos celulares. Durará tres días en vez de uno", dice.
Pero Cain pone los limitantes de las baldosas en perspectiva, señalando que
una persona promedio, a lo largo de su vida dará un promedio de 150 millones de
pasos.
En teoría, todos esos pasos generarían con las Pavegen el equivalente a la
electricidad que una familia promedio consume en tres semanas.
Fuente: bbc.co.uk
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