El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, especuló el mes pasado sobre la posibilidad de que Estados Unidos pudiera haber utilizado un arma secreta para provocar cáncer en líderes de la región.
Según el mandatario la cantidad de gobernantes padeciendo la enfermedad "es muy difícil explicar a estas alturas ya con la ley de las probabilidades".
¿Pero hasta qué punto es posible?
"¿Sería extraño que (los estadounidenses) hubieran desarrollado una tecnología para inducir el cáncer y nadie lo sepa hasta ahora?", preguntó Chávez en un discurso televisado a un grupo de soldados en una base militar.
Chávez, tratado él mismo por un tumor que le forzó a recibir varias rondas de quimioterapia en 2011, pronunció estas palabras un día después de que la mandataria argentina Cristina Fernández fuera diagnosticada (erróneamente) con esta enfermedad.
La presidenta brasileña Dilma Rousseff, de 64 años, también tuvo que ser tratada por un linfoma en 2009, y su predecesor, Lula da Silva, de 66 años, acaba de recibir tratamiento por un cáncer en la garganta.
Por su parte, el presidente Fernando Lugo, de 60, fue diagnosticado de un linfoma en agosto de 2010, pero se conoce que el cáncer está en remisión después de recibir quimioterapia.
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La enfermedad de los viejos
De este modo son un total de cinco, entre 24 líderes latinoamericanos, los que padecen o padecieron la enfermedad cuando Chávez pronunció su discurso, aunque luego se comprobó que el caso Cristina Fernández fue un error de diagnóstico.
Chávez señaló que sólo estaba hablando en voz alta y no haciendo "acusaciones". ¿Pero tenía razón en el hecho de que tal incidencia de cáncer es estadísticamente improbable?
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El cáncer es una enfermedad muy común, señala Eduardo Cazap, médico argentino y presidente de la Unión Internacional para el Control del Cáncer, organismo con sede en Ginebra.
A lo largo de una vida, el riesgo de contraer cáncer es uno de tres para las mujeres y uno entre dos para los hombres.
En el caso de los líderes latinoamericanos, dice Cazap, su riesgo es mayor que en un ciudadano común porque tienen edades comprendidas entre los 50 y los 60.
"El cáncer es la enfermedad de los mayores", indicó.
Otro punto a considerar es el hecho de que los líderes latinoamericanos no fueran diagnosticados con cáncer en el mismo año, sino en un periodo de tres.
Por lo tanto, si se hace un ajuste por grupos de edad de la población y luego lo multiplicamos por tres, cinco de 24 (cerca de uno de cinco), no es un número tan desorbitado, dice Cazap.
Aumento del cáncer en América Latina
Cabe destacar que no a todos los líderes se les diagnosticó cáncer estando en el poder; Lula da Silva descubrió que tenía cáncer de garganta un año después de dejar la presidencia.
América Latina alberga actualmente entre 8 y 10% de los casos de cáncer en el mundo, lo que es lógico teniendo en cuenta su población de 600 millones, el 9% de la población mundial estimada.
Pero se estima que la prevalencia del cáncer en la región va a incrementarse "enormemente" entre 2020 y 2030, dice Cazap.
"Esto se puede comparar con Europa, Estados Unidos y Japón, donde la incidencia del cáncer permanecerá más o menos estable en los próximos 20 años".
Cazap explicó que la principal razón de este fenómeno es el cada vez mayor desarrollo económico de muchos países latinoamericanos, lo que se traduce en la proliferación de núcleos urbanos y el envejecimiento de la población.
A medida que los países se vuelven más ricos se suceden cambios en el estilo de vida, lo que lleva a un aumento de los casos de cáncer.
Factores como el fumar, la obesidad o la falta de ejercicio físico son problemas que afectan al la región.
Por lo tanto, teniendo en cuenta lo que sabemos sobre el cáncer en América Latina, ¿podemos estar seguros de que Estados Unidos no esté usando un arma para perjudicar la salud de Chávez y otros líderes?
Aparte de su mala interpretación de las estadísticas, o la "ley de la probabilidad", otro punto a considerar es que los líderes tenían diferentes tipos de cáncer, y que los mecanismos biológicos detrás de cada uno de ellos son distintos.
Además, nuestros cuerpos son generalmente bastante buenos a la hora de reparar cualquier daño que le hacemos, lo que podría complicar la tarea de aquellos tratando de usar un arma inductora del cáncer.
"Nuestro cuerpo es extremadamente resistente a todos los factores que le afectan. Cuando necesitas provocar un cáncer de forma experimental necesitas usar una gran cantidad de drogas y toxinas", aclara Cazap.
Tanto él, como otros expertos consultados, no dudan en concluir que la versión de Chávez es "muy imaginativa" y que es "difícil de aplicar en la realidad".
Fuente: bbc.co.uk
y si no.
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